La Amapola (Papaver rhoeas) está especialmente recomendada para las bronquitis, la pleuresía, y en casos de tos espasmódica y asma; sirve también para la neumonía, para las fiebres eruptivas, para la inflamación de los párpados y para las anginas.
Asimismo favorece la dentición infantil si frotamos las encías con infusión de amapola. Y combate el insomnio en niños, ancianos y personas a quienes los narcóticos les producen efectos anafilácticos.
Para hacer una infusión de pétalos secos de amapola, basta con echar un pellizco de éstos en una taza de agua hirviendo, y dejarlos reposar unos minutos. Se pueden tomar hasta 3 tazas al día como dosis adecuada.
Esta planta medicinal forma parte, junto a la malva, violeta y gordolobo, de la “tisana de las cuatro flores pectorales” que, como se sabe, en realidad no son cuatro sino siete, además de las plantas ya mencionadas están la hierba blanca, la oreja de perro y el pie de gato.
Con los pétalos secos de esta planta medicinal, también se pueden elaborar jarabes, ya un poquito más complicados de preparar que una infusión. Para ello, ponemos unos 10 gr. de pétalos secos en ¼ de agua hirviendo y 350 gr. de azúcar. Hacer una infusión durante 5 minutos y añadir azúcar al agua colada. La dosis es de 1 ó 2 cucharadas soperas al día.
Presentación: envase de 30 gramos.
Ingredientes: pétalos de amapola (Papaver rhoeas) procedentes de la agricultura ecológica.